Primero
una siesta en el sofá y un café sin prisas.
El
maletero lleno de despreocupaciones.
Un trayecto
de sonrisas y canciones.
Un
pisito en el mar sin relojes.
Desayuno
con vistas a nosotros,
comidas,
meriendas, cenas
con
sobremesas que se extinguen en otro dormitar.
Días
sin horarios,
camas
sin sueño,
estómago
sin hambre,
sexo
con hielo.
Paseos, paseos
a
pesar de las nubes mezquinas.
Tantos
días por delante que no pierdo el tiempo en contarlos.
Plaga
de libretas con listas de planes por hacer.
El
solsticio te devuelve mis noches,
el
deseo nos da cita en cualquier sitio
como
amantes furtivos de verano.
Te
beso en la boca con besos nuevos,
me
besas en los labios con la misma mirada azul.
Han
pasado diez años
y
aunque cuando se vive no se escribe
tenía
que decirte que todavía te quiero
a
pesar de las nubes mezquinas
o
gracias a ellas.
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