25 de agosto de 2010

la vuelta al... de todos los septiembres

Yo tengo la sensación de que los años deberían empezar en septiembre en lugar de en enero.
Sobre todo para los profes que compartimos lo que yo llamo una diminuta muerte (la muerte del verano, de las vacaciones...), este síndrome de querer volver pero...no. En mi caso el cambio de agosto a septiembre es brutal y por eso los últimos años he decidido no agotar en España hasta el último momento de las vacaciones para mitigar el susodicho síndrome. Necesito una semana, como mínimo, de asentamiento psicológico y físico: la vuelta de mi vida española a mi vida belga, la vuelta a mi propia casa con todas sus tareas domésticas; la vuelta al ordenador, el compañero de trabajo diario y al bombardeo de mails procedentes de las directoras, los compañeros y, como no, los alumnos!; la vuelta a la bici como medio de transporte con sus indispensables alforjas rojas con lunares blancos; la vuelta a las nubes y a un clima en el que todos los tiempos son posibles en el intervalo de unas horas; la vuelta a mis otros amig@s, la vuelta a mi otra familia...Tantas vueltas juntas la dejan a una, como poco, mareada.
Por otra parte, en Bélgica llevan anunciando la vuelta al cole desde principios de julio. Tienen esa costumbre, fíjate. Mira que son masoquistas aquí. Es decir, se acaba el curso y ya te están puteando con el siguiente a la primera de cambio y con razones comerciales. Así que, los días que durante el verano iba al súper a hacer la compra, tenía que pasar por ciertos pasillos tapándome los ojos con la mano para que no me diera un yuyu al contemplar las estanterias plagadas de artículos escolares amenzantes. Ahora los anuncios ya están hasta por la carretera y es imposible escapar a ellos. En la prensa, además de la publicidad, se habla del gasto escolar.
Me sorprende, porque en Bélgica la enseñanza obligatoria (hasta los 18 años, por cierto) es en el más absoluto de los sentidos gratuita, vamos que los libros de texto, de lectura y otros materiales, incluidos los bolis, lápices y demás los facilita la escuela a los alumnos. Me parece un sistema fantástico. Un sistema que educa en sí mismo. Los libros de texto se reutilizan. Un sistema digno de ser tenido en cuenta en España, país abanderado con la gratuituidad.
Pero esta vuelta mía se reserva este septiembre una novedad: la vuelta a todas estas rutinas no la hago sola :-)
Tú, mi pequeño bebé, me acompañas ya desde hace 5 meses y desde hace dos días te noto moverte en mi vientre, a ratos como una burbuja incansable, o como un cachorrito desperezándote, a ratos leve como un cosquilleo cómplice, como si fueras una ranita impaciente por saltar de su charca a conocer el mundo que le está esperando.