2 de julio de 2010

El milagro de la vida

Tras la prueba de fuego de las 12 semanas, me siento ya con seguridad para hacer una entrada sobre el milagro que está creciendo en mi vientre.
El milagro de la vida, tan antiguo como la humanidad misma, el milagro de la vida, que siempre se produce del mismo modo, pero que a su vez es para cada uno de los que lo vive, diferente, único, irrepetible.
Si no fuera por los cambios que sufre el cuerpo de una mujer desde el primer día, no seríamos conscientes de que llevamos un ser vivo dentro de nosotras. Es curioso que la primera reacción de nuestro organismo sea el rechazo, de ahí las naúseas, los mareos, los vómitos incluso, nuestro cuerpo todavía no sabe la revolución que está viviendo, no es consciente del milagro, pero se está preparando para albergar el proceso más impresionante de la naturaleza de los seres vivos: la gestación de un nuevo ser.
Al ver a mi bebé de 12 semanas acurrucado en mis entrañas sentí una emoción indescriptible, lo que más me impresionó fue ver su manita, perfectamente formada con sus cinco dedos, que en el futuro yo tomaré de la mía para enseñarle el camino de la vida.
Hijo mío, ya te quiero sin conocerte, te quise antes de que nacieras, pensé en ti, te soñé muchas veces. Espero que sigas creciendo dentro de mí sano, intentaré protegerte ya desde este prematuro estadio, de cualquier amenaza que pueda dañarte. Te acariciaré a través de la epidermis y te cantaré alguna de mis canciones favoritas para que cuando me veas por primera vez cara a cara ya me quieras y me reconozcas.