Dígame
usted señor Dívar: cuando inhabilitaron a Garzón por ser un auténtico juez,
¿pasó usted la factura del champán también a judicatura?. Váyase ya, señor Dívar. En esta vida no sólo hay que ser honrado sino
parecerlo. Quizá la decencia y la
humildad no se la enseñaron en la universidad, ésas las enseña la vida. Se descubre antes a un mentiroso que a un
cojo. Otra frase llena de sabiduría que
no está en el código civil. Yo tengo un
sexto sentido para reconocer a impresentables.
En cuanto surgieron los primeros rumores me dije “este tío no es trigo
limpio”. Me pasó algo parecido con otro
pájaro, DSK. Hasta me costó alguna que
otra discusión en la que me tacharon de feminista empedernida. Señor Dívar, ¿por qué iba usted a misa en coche
oficial? ¿era para poder esconder la cara de sinvergüenza tras los cristales
tintados?
Y lo
que da más pena aún: el maldito corporativismo.
A un cantautor le llevan al banquillo por cocinar a un cristo y a usted
que se guisó y se comió el dinero de los contribuyentes tenemos que aguantar
que se pavonee en el sillón de la diosa justicia, que dicen que es ciega, por
cierto.
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