Durante las tres horas, más o menos, que suele durar un examen de español de adultos me da tiempo a muchas cosas y he de reconocer que hasta me gusta ese paréntesis que se me otorga en mi agitada vida de joven profesora y madre. Leo el periódico, hago el autodefinido del domingo, leo el suplemento, corrijo exámenes previos, pienso, escribo, divago, me dejo llevar por el silencio, observo, vuelvo a pensar y anoto. Leo poesía. Algunos versos de Luis García Montero que comparto a continuación:
"No se llamó Cupido
aquel conserje rubio de ojos infantiles
que nos dejó la llave
de la segunda noche en el primer hotel.
Pero sentí su arco,
la flecha que cruzaba las sombras del vestíbulo
y buscaba la luz del ascensor
antes de que la puerta se cerrase"
"Mientras me sonreías,
yo me quedé dormido
en las manos de un sueño que no puedo contarte"
Poesía...A veces me pregunto si estoy yo en ella o ella en mí
y qué existió primero
y pienso en todos los poetas que he conocido y viceversa
y pienso que vivir es escribir
o viceversa...
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