11 de septiembre de 2011

Números (en la cuesta de septiembre)

Septiembre es un mes lleno de números: la vuelta al cole vale tanto, en la escuela llevamos no sé cuántas inscripciones, vamos a impartir tantos cursos,calculamos que tendremos tantos alumnos, a tantas horas y tantos cursos: tanto dinero que cobrarás. Estadísticas. El curso anterior tantos, y hace dos tantos otros y en la otra escuela no sé cuantitos.
Leí este verano en un artículo de psicología de El País Semanal que en nuestra sociedad actual corremos el riesgo de dejar nuestra felicidad a merced de los números. Y creo que llevan razón. Damos más significado a los números de la que lo tienen. Si tuviera unas horas más de trabajo, unos miles de euros más... ¿pero realmente esa cifra puede decidir nuestro equilibrio emocional? En principio sí porque estamos programados para ello. El fulanito gana esto (o está montado en el dólar, frase estrella del verano en España en contraposición con el que está montado en el burro del desempleo, ésta última es cosecha mía), los beneficios de no sé qué, la subvención de no sé cuánto...No quiero parecer frívola porque el dinero y los números importan, claro, para nuestra existencia o supervivencia incluso, pero no me obsesionan, lo confieso. Mi mente no está diseñada ni para el cálculo ni para la matemática en general. Por el contrario a mi marido y a mi suegro les divierte pasar el rato juntos calculando. Es increíble lo que disfrutan, con qué emoción lo hacen. Ejemplo: la empresa de mi marido ha conseguido este mes no sé cuánto de beneficio, guau, o sea que en dos meses tanto, en seis tanto, en un año tanto y en diez años...la calculadora humana. Mi marido y yo deberíamos ir juntos al programa Saber y Ganar, nos complementaríamos J.
Bueno, a lo que iba, que demasiados números por todas partes.
Dice el subtítulo del artículo “no midamos el éxito solo en función de una cifra”. ¿Cuántas horas tienes este año? Es una pregunta corriente entre profesores aquí por estas fechas. Las horas te las van dando, en esta escuela y en la otra y en la otra porque cada vez es más difícil conseguirlas todas (20, ¡maldición una cifra!) en el mismo lugar. Mientras estás en estas semanas de incertidumbre (tendré más horas, se llenarán las clases) parece que todo pende de un hilo numérico. Pero en parte es así, menos horas, menos trabajo, menos sueldo, menos consumo, menos...pero he de reconocer que lo numérico ya campa también en mi frustración personal (por qué después de X años trabajando tengo X horas de trabajo y por lo tanto gano X, ¿a caso no me esfuerzo lo suficiente? ¿es que no soy una buena profe? Y si lo soy, ¿por qué no se me recompensa? ¿por qué? ¿por qué?...). La existencia o ausencia de esas horas de trabajo no debería hacerme dudar de mis capacidades, de mi éxito personal, sólo hay que ver las muestras de cariño y agradecimiento de los alumnos cada año, el reconocimiento de ellos y de compañeros y jefes...pero está claro que eso sólo no basta ni para estar en paz con los números ni con uno mismo. Lo que estoy pidiendo a grito es una cosa que se llama ESTABILIDAD LABORAL y el estado, del que depende la enseñanza de adultos, está visto que de momento no me lo puede proporcionar.
¡Uy! Llevo ya no sé cuántos minutos escribiendo, tengo que terminar.

2 comentarios:

  1. estoy enganchada a ese don que sobresale por cada uno de los poros de tu piel, el don de expresar tus ideas, sensaciones, sentimientos!!! muy buena reflexión Elvi, lo comparto 100%. Muchos besitos para todos, a Amelie en los muslejos!! jejeje
    May

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  2. El Principito decía que a los adultos sólo les interesan los números, ¿te acuerdas? Seamos un poco niños todavía!!

    Mil besos para ti, Alex y Amélie!!

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