16 de noviembre de 2010

Universo premamá

Como pato en el agua. La gimnasia no es para mí, nunca lo ha sido, así que ahora embarazada, meeenos. Pero es necesario, hay que moverse para evitar males mayores en la espalda, en las piernas, etc. Gimnasia acuática para barrigudas, un espectáculo. Pero que no, que yo no soy nada deportista. Que como dice Alex, ya no es que yo no tenga espíritu competitivo y que no me suba la adrenalina el ganar, es que para mí el mejor momento de un deporte, es el momento de parar... Y como no soy nada deportista, me siento fuera de lugar en esos ambientes. Llego allí (a la piscina) y no sé cómo comportarme ni adónde tengo que ir. Hago lo que hacen otros. Ahora es fácil porque busco barrigudas y me digo, que ellas al agua a calentar pues yo también. Que ellas van hacia ese lado donde parece que hay una monitora, pues yo idem. No tengo ni personalidad ni autonomía deportiva.
Luego están las barreras arquitectónicas, el mundo no está hecho para embarazadas ni para carritos. Los tranvías reservan en Bélgica asientos para ancianos, madres con bebés en los brazos o lisiados pero no para embarazadas. A las embarazada se las trata aquí demasiado normal, para mi gusto. A menudo oigo a gente (española) que me dice la siguiente frase: déjate mimar. Flipo con esa frase. ¡Qué ironía! Aquí en lugar de mimarte te putean. Es como si la sociedad (y sus individuos) la tomaran contigo porque no llegas a todo, porque te cansas, porque te quejas, porque te enfermas. Luego lo de los conductores de tranvía es la pera limonera. Y es que aquí te dejan tirado aunque estés ya cerca de la puerta. El otro día iba a coger el tranvía. Me puse delante de él, le hice una señal y cuando me retiré para subir, ¡el chófer tuvo los huevos de irse!. Luego hablan de violencia contra los conductores de autobuses y tranvías aquí. Si le llego a pillar yo a ese. Con lo cansada que salía yo de la consulta del fisio, craqueada en tres puntos, como si me hubieran dado una somanta palos...y va él me deja allí tirada como un perro.
Inventario de quejas. Un título para mi próxima entrada.

2 comentarios:

  1. Ay, maja, no sabes lo bien que te entiendo. Seguro que te lo habrán dicho tantas veces que ya ni te lo creerás, pero se pasa rápido, todo. De verdad. Los dolores, las molestias, las enfermedades y penurias en el transporte público, el cansancio. El cuerpo aguanta sólo hasta donde puede. Que es mucho, muchísimo, by the way.
    Mucho ánimo y, sí, déjate mimar por Alex y por tus amigas, que para eso estamos ;-)

    Lo último: es increíble, cada vez descubro más cosas en común contigo. Hoy, lo poco deportista que yo soy también. Bueno, últimamente un poco más (nadar y bailar, y para de contar, nada de deportes en grupo ni por el estilo, ya ves tú lo que puedes ganar nadanado o bailando)pero en el colegio era terrible. Cuando había que hacer equipos para jugar al fútbol o al baloncesto o lo que fuera, era siempre la antepenúltima en ser escogida. Sólo superada por los gorditos de la clase. Por no hablar del potro, el plinto, hacer el pino...No me suspendían por pena, porque yo ponía todo de mi parte por hacerlo bien, pero nada, chica, la que no vale, no vale ;-) Y aquí estamos, sin saber saltar el potro pero feliz y contenta.

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  2. Gracias por los ánimos, al fin y al cabo habla la voz de la experiencia ;-)
    Pues hija lo que cuentas de la escuela es mi vivo reflejo también, yo era una nulidad en educación física y en gimnasia de reírse ya, más pato, imposible, jajajaja
    Oye, tu bañador me queda que ni pintado y efectivamente es chulísimo, pongo una nota de color entre las barrigudas (ya te imaginas, todas de negro, azul marino...) que se note el estilo español!!

    Pos nada, larga vida a las patosillas ;-)

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