26 de noviembre de 2010

Mira si yo te querré

Cuando estoy en tierra extraña
y contemplo tus colores
y me acuerdo de mi España
mira si yo te querré.

Así reza el Pasodoble de la Bandera, el pasodoble que con voz orgullosa y gesto grave cantan los legionarios al ritmo de la música del desfile. Es también el título de una novela de Luis Leante, una novela que me acompaña durante los últimos tres años en que la leemos en clase y que lleva una historia (y también parte de la Historia) que sigue estando de plena actualidad. Hablo del Sáhara Occidental, la última colonia de África. El Sáhara Occidental era una colonia española, pero al morir Franco y dejados a su suerte, los saharauis fueron devorados por el ejército marroquí durante la Marcha Verde de 1975. Actualmente el Sáhara Occidental está dividido en dos partes, los territorios reconquistados por el Frente Polisario (brazo político y militar saharaui) y aquellos dominados por Marruecos. Entre estas dos partes se alza un muro minado de punta a punta que mide 60 veces más que el muro de Berlín (!!!!!!). ¿Por qué habrá muros de los que nadie habla, muros tan mudos?
Es curioso que en España se hable tanto de memoria pero por otro lado "amnestesie" la memoria de las responsabilidades históricas para con este territorio olvidado. Creo que España tenía y tiene quizá aún el deber moral de amparar su independencia. Los saharauis no quieren ser marroquís, no quieren ser españoles. Llevan reclamando su identidad y su territorio robado durante treinta años. Treinta años en los que 200.000 de ellos, viven refugiados en campamentos de la vecina Argelia donde han levantado sus jaimas, abierto sus escuelas y dispensarios y por donde las mujeres pasean sus melfas de colores. Una patria prestada. La sociedad saharaui, a pesar del exilio, es la sociedad más avanzada e igualitaria del mundo musulmán. Sus campamentos exiliados tienen los nombres de sus pueblos y ciudades perdidas: El Aaiún, Smara... Se llaman a sí mismos “hijos de las nubes”, porque desde que tienen conciencia, vivien persiguiendo la lluvia.
Durante los últimos meses, varios han sido los acontecimientos que nos han despertado del letargo para concienciarnos sobre este asunto: la huelga de hambre de Aminatu Haidar en el aeropuerto de Lan zarote y los últimos días el desmantelamiento de los campamentos saharauis en el Aaiún. Todavía recuerdo que la primera vez que supe algo sobre los saharuis fue a raíz de las acogidas de niños en verano que se llevan a cabo en España desde hace algunos años. Creo que incluso en El Burgo hubo familias que los acogieron (e incluso una o dos que los adoptaron definitivamente). Menos mal que existe la solidaridad de la gente corriente que, afortunadamente, está al margen de los vaivenes de los gobiernos y los países.
Pero como dice el viejo probervio africano: la mano que recibe está siempre debajo de la mano que da.

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