Corría
el año 2006 cuando lo tuve por primera vez en mi clase, en el segundo año de
español. Aún en la enseñanza de adultos
prevalecen los arquetipos y él me pareció el típico empollón. Lo creí en principio un tipo muy serio y
aplicado, con gafas, del mundo de la informática, nunca me imaginé que tenía
corazón de poeta. A medida que pasaban
las semanas fui sabiendo más de él, que trabajaba en la misma empresa de Alex,
que era el hermano de una compañera mía de esa misma escuela, que estaba casado
y tenía dos hijos, que le gustaba escribir poesía, que había estado en El Burgo
y en el Cañón del Río Lobos. Hizo una
presentación sobre Castilla y León que fue sencillamente genial. Un powerpoint brillante, divertido, con
música, anuncios de productos locales, bromas e incluso alguna foto mía robada
de internet para incluirme en el “paseo turístico soriano”. Aún la tengo por ahí en un cederrón. Ya entonces se atrevía con la poesía en
castellano. Tuve el privilegio de leer
alguna. Lo volví a tener al año siguiente
en el tercero, pero éste no lo terminó.
Abandonó a mitad de curso. Más
tarde supe de la separación y el engaño, de su escapada a la India, de ciertas
relaciones fallidas e imaginé que entre tanto altibajo la única que
permanecía a su lado era la poesía. Y
debió de ser así porque en unas semanas presenta su libro de poemas
“Hemorroides y supositorios”, poemas escritos en formato de receta. ¿Se puede ser más original? La presentación
tendrá lugar en el hospital psiquiátrico de Gante. Sobran los comentarios. No hay que ser muy listo para deducir que la
poesía fue su terapia y su medicina.
Cuando el otro día cayó la invitación en mis manos, ésta me arrancó una
sonrisa. Fue uno de esos momentos en que
uno sabe que hay conexiones raras entre gente en el universo. Sobre todo en el universo de los
escritores. Publicados o no. Cuento los días para estar allí en esa
presentación y que me “recete” unos poemas aunque sean en flamenco. Yo le sorprenderé con la traducción libre del
que incluye en la invitación y que adjunto a continuación. Dicen que cuando un escritor publica un libro
es una sensación parecida a la de tener un hijo. Yo sueño con poder constatarlo algún día.
ARRUGAS
Se
ramifican por tu piel
como
los anillos de un árbol
van
tatuando las emociones más preciadas
para
siempre
ofrecer
resistencia
sería
en vano
tarde
o temprano
todos
nos arrugamos
RIMPELS
Ze benerven je vel
met jaarringen
leggen je favoriete
emotie voor altijd vast
weerstand bieden help niet
Uiteindelijk plooit iedereen