25 de enero de 2013

Evaluaciones de diván



En mi entrada anterior hablé de las sorpresas que uno se lleva al leer la expresión escrita de los alumnos en los exámenes.  Ahora es el turno de los exámenes orales.  Segundo de español.  Elige uno de estos tres temas y desarróllalo durante un par de minutos.  Tema 1: mi casa.  La alumna N me cuenta que vive en una casa así y asao, con no sé cuántas habitaciones, y que trabaja en su casa porque es “fisio” (terapeuta).  Bastante bien.  Miro mi hoja de preguntas complementarias del nivel y le digo (con intención de que practique el gerundio) ¿qué está haciendo tu familia en este momento?  A lo que responde: mi marido está en Luxemburgo.   Durante la semana trabaja allí y viene a casa los fines de semana.  ¿Y no es difícil? Och... (típica expresión belga con morrito pronunciado hacia fuera).  ¿Ya estás acostumbrada? Sí.  Mira tú por dónde de lo que nos hemos enterado como el que no quiere la cosa.  Siguiente.  Alumna E me habla del mismo tema,que vive en un piso con tres plantas (¿triplex?) .  ¿Vives sola?  Tiene un amigo (es que a los belgas no les gusta la palabra “novio”) pero no vive con él.  Toma castaña otro cotilleo.  De ahí tiro porque me toca y no sé cómo me habla del trabajo y me dice que están haciendo una reestructuración y que hay mala “esfera” (¿ambiente?).  Esta alumna siempre que habla se pone como un tomate.  Siguiente.  Alumno P.  Otro que me va a hablar de “mi casa”, el tema estrella de hoy.  Después de la consabida descripción le pregunto si piensa mudarse en un futuro a lo que él me responde que quizás sí porque ahora vive ahí una semana sí y otra no (¿mande?), es que está divorciado y tienen la custodia compartida y han decidido que en lugar de que los hijos tengan que irse cada semana a casa de uno, pues son ellos (los padres) los que se cambian de casa y así los hijos siguen disfrutando de su ambiente.  Y él ahora tiene una “amiga” y ésta tiene dos hijas y vivir todos juntos no lo ve claro pero sus hijos ya son mayores y bueno, quizá se mude a otra casa cuando ya no le necesiten.  Me quedo a cuadros con la sinceridad aplastante de mis alumnos hoy.  Esto parece el diván de tamarit.  Siguiente.  Alumna R madre de E, la que tiene un piso en Altea.  ¿Y por qué te compraste un piso allí?  Es que un compañero de trabajo de mi marido es español y sus padres viven allí y él se casó allí, en la iglesia de Altea y por eso.  Vaya, vaya.   Nada, que no salimos del tema de la casa.  Alumno D me sorprende eligiendo el tema “un día normal en tu vida” y gracias a eso me entero de que se levanta sin despertador, que  lee todos los días la prensa digital, que ayuda a su mujer a cocinar (la carne para él porque ella es vegetariana).   Que como está jubilado, trabaja un día por semana como voluntario en el ayuntamiento de su pueblo.  Va a casa de gente a la que han robado y les explica lo que tienen que hacer, qué cerradura es mejor, cómo conseguir subvenciones para proteger tu casa mejor...interesante.  A la última, alumna B, mujer de D, los idiomas no se le dan bien. Le cuesta mucho hacer frases, encontrar la estructura, la lógica de la lengua española.  Le pregunto si lo hace por placer y me dice que ¡no!, con ojos muy abiertos, lo hace para mantener activo el cerebro, por lo de la demencia pero es mucho esfuerzo para ella, una tortura.  Los idiomas nunca fueron lo suyo, me explica en neerlandés poniéndose el abrigo ya.  Ella no ha estudiado, estaba siempre con los niños.  No es como D, su marido que habla cuatro idiomas y cuando estuvieron en España el año pasado cuidando de sus nietos, se iba al bar del pueblo y se ponía a chapurrear español con cualquiera.  Ella no.  Pero veo en sus ojos el cariño y la generosidad de una madre y abuela.


Lo que os decía, el diván (de tamarit  :-)  )

15 de enero de 2013

profesores para el cambio



Una de las cosas más gratificantes de mi trabajo como profesora de español para adultos es mi función como difusora de la actualidad, de la cultura y de la historia española.  Más allá de los logros que mis alumnos consigan conjugando correctamente los verbos o aprendiendo expresiones coloquiales,  me enorgullece y me sorprenden a veces en los niveles superiores con los debates y conversaciones tan interesantes que mantenemos.  A menudo me enseñan también ellos a mí, es una dialéctica, una academia, al más puro estilo socratiano.  La actualidad les resulta interesante pero no para todos fácil de seguir, a veces se pierden en los devaneos de nuestros políticos cabreados y no les culpo por ese desconcierto.  En temas culturales la gastronomía sigue siendo el tema estrella, a los belgas les encanta cocinar y comer y en nuestras fiestecillas siempre se atreven preparando platos españoles, aunque con su toque particular.  El tema histórico sobre el que más hablamos todos los años, por dos razones, porque me interesa a mí y porque les suscita aún mucha curiosidad a ellos es, sin duda, la guerra civil y todo los relacionado con ello.  Este año les he animado a ver alguna serie y tengo a alguna enganchada (y encantada) con La Señora.  A través de esta serie magnífica han conocido un poco más la España de los años veinte, los conflictos mineros en Asturias, las diferentes clases sociales de la época y cómo todos los acontecimientos derivan en la proclamación de la Segunda República en 1931.  Me sigue fascinando el papel de la mujer en aquellos tiempos convulsos.  Las españolas fueron las primeras en conseguir el voto femenino.  Cuando veo al personaje de Encarna en sus mítines políticos se me pone la piel de gallina. Otros alumnos se estremecen leyendo este año La voz dormida, las historias de esas mujeres en la cárcel de Ventas, la valentía y la fuerza del personaje de Tensi, que aun embarazada se hizo miliciana, luchó con la guerrilla y fue capturada para más tarde ser fusilada en el penal después del nacimiento de su hijo.  Esas mujeres lucharon sin tregua por un futuro más libre y más igualitario y nosotras en muchos aspectos tenemos su testigo, debemos recordar la historia y transmitírsela a nuestros hijos para que lo malo, no se repita.  Cuando leo noticias sobre violaciones de mujeres en grupo, ablaciones en África y otras atrocidades contra nuestro género me pregunto si es que no hemos aprendido nada de la historia.  Todas esas ferocidades no debieran quedar impunes y eso es un trabajo de hombres y mujeres de nuestras sociedades del llamadas del primer mundo.  
Cualquiera de estos temas me sirven como pretexto para viajar en clase a mundos más complejos y acabamos hablando de amor, de psicología, de la educación universal, de los derechos humanos y de tantos y tantos temas en noches inolvidables.  Muchas veces voy conduciendo en el coche de vuelta a casa con una sonrisa en los labios: la educación traspasa los contenidos.  

Cuando estoy preparando los exámenes de los cursos superiores, pienso muy bien qué textos voy a elegir para la lectura y qué sobre qué temas tendrán que escribir.  Ayer me sentía orgullosa al ver a mis alumnos atareados leyendo el textos de Rosa Montero (Elogio del individualismo) y escribiendo sus comentarios críticos.  Como pude comprobar después algunas de esas redacciones son auténticas joyas literarias.  Leer los textos de algunos alumnos es un verdadero placer, una manera de conocerlos más a fondo y saber cuáles son sus inquietudes y pensamientos, sobre todo los de los más tímidos en clase.  

El papel de un profesor va mucho más a allá que el de mero transmisor de conocimientos.  Es un actor que olvida sus penas cuando se abre el telón cada tarde, es un moderador de ideas encontradas, debiéramos ser a veces todo oídos y aprender a leer las señales sutiles para tomar nota y mejorar nuestro trabajo.  Somos educadores de valores universales que empiezan en el respeto, en la tolerancia y en la solidaridad.  Es un trabajo precioso y doy gracias por poder dedicarme a él.