28 de septiembre de 2012

Los desayunos



Sintonicen el canal adecuado a partir de las nueve de la mañana.  Cada invitada llegará a su ritmo. Una habrá pasado antes por la guarde.  La otra habrá pasado una odisea por gentileza del transporte público.  La anfitriona lleva despierta desde las seis y media y después de dar el bibe, vestir a la nena y a ella misma, ha hecho un zumo de naranja para las contertulias.  Antes de que el marido se vaya al trabajo, la anfitriona le ofrecerá un vaso de poderosa vitamina C.  La mesa puesta, el café humeando, los bollos comprados, el pan reciente.  Ellas traeran sus historias, sus consejos, su energía y ganas de vivir.  La niña juega con sus cocinitas y viene de vez en cuando en busca de mimos, ajena a la intensa tertulia que está a punto de empezar. En esta mesa de debate no se practica la censura.  Abrimos la sesión con las proezas y avances de nuestros hijos y otras experiencias maternales que comprendemos y compartimos.  A continuación un repaso a la actualidad española no exento de una indignación que últimamente viene de serie.  Preocupaciones y avatares más íntimos.  Qué difícil es a veces pasar de la teoría a la práctica.  Una de las contertulias se ha propuesto llevarnos de la mano por la senda de la reflexión y nos ilumina con sus sensatos consejos.  A veces hace falta pararse a pensar y a escuchar.  Nuestras luchas y sueños.  Buscar en la psicología lo que uno no alcanza a explicar con el sentido común.  El cuento chino de la igualdad y de la conciliación. Historias de chachas y señoritos.  La gestión del tiempo libre.  Cómo construir puentes en ríos desbordados, cómo crear y mantener acuerdos tácitos cuando se interponen  la jornada laboral, la guardería, la compra y otras rutinas feroces.  ¿Alguien quiere más café?.  Una vez oí que las mujeres no pueden ser amigas entre ellas, que están condenadas a competir y ponerse zancadillas.  No estoy de acuerdo.  El mundo está lleno de misóginos.  Hablar con otra mujer puede salvarnos de nosotras mismas.  Una mujer no es un ser perfecto pero es capaz de escuchar casi cualquier cosa y no escandalizarse,  no tomarte por histérica o loca. Una mujer entiende la necesidad vital del desahogo, entiende lo que es perder los nervios y gritar y querer  “hablar de lo nuestro”.  Las mujeres necesitamos a otras mujeres. Pausa para otro café y damos paso a la literatura: bilingüismo, english literature, bestsellers, literatura nórdica, poesía... fantástico ateneo improvisado.  Aún nos dejaremos cosas en el tintero pero no importa. El reloj de la cocina nos llama al orden.  Y volverá cada una a su vida y a su lucha y a sus hombres y a sus casas llenas de niños y de sueños.  Y los libros que se llevan debajo del brazo, harán que esos sueños no se mueran de frío en el otoño que se nos avecina.